Su práctica genera confianza, autoestima, autocontrol...
Clases amenas, en las que el niño combina las técnicas del karate con los juegos, adquiriendo así cualidades como la agilidad, elasticidad, coordinación, reflejos...
que le sirvan para un buen crecimiento y desarrollo.
Profesorado con la máxima titulación y dedicación exclusiva a la enseñanza de esta disciplina. Tratando de crearle hábitos como la disciplina, el respeto, la constancia, el afán de superación.
     
Clases con número limitado de alumnos.